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Transformando maíz en biogás: la diferencia entre Alemania y Argentina

Mientras en el país europeo hay 8.600 plantas de biogás con una producción suficiente para 10 millones de hogares, la realidad en Argentina es diferente, a pesar de contar con una producción de maíz considerablemente mayor

 

Durante la primera jornada del 1° Congreso Internacional de Maíz, que se realiza en el Centro de Convenciones de Córdoba, la ‘Sala Bayer’ fue escenario de un panel en el que los expositores brindaron detalles sobre la transformación del maíz en biogás.

 

Hermann Intemann, Agregado Agrícola de la Embajada Alemana en Argentina, fue preciso para contar cuál es la realidad del país europeo en cuanto a la producción de biogás, pero antes advirtió que ésta se encuentra inmersa entre dos crisis: la climática y la guerra en Ucrania.

 

Explicó que la producción bruta de energía en Alemania es de 588,1 mil millones kWh por año y que en un 49% la producción es de energía eólica. Así como el biogás da energía eléctrica y de calefacción a nivel local en suelo germano, el dato relevante es que el 54% de esa producción es de energías renovables y el 12% de la electricidad es renovable: es energía suficiente para satisfacer las necesidades de 10 millones de hogares. Esto se consigue porque Alemania cuenta con 8.600 plantas de biogás que producen 1,57 millones de hectáreas para la producción de materias primas renovables.

 

“El maíz es importante para la producción de biogás en Alemania; 877.000 hectáreas son utilizadas por el maíz para la producción de biogás. En relación al maíz, el 67% es para alimento y el 33% de la producción es para el biogás”, aseguró Intemann para agregar que las políticas de Estado son fundamentales para seguir proyectando.

 

Juan Córdoba, de Bioeléctrica, comenzó por remarcar que lo que ocurre en la Argentina es muy diferente: son 22 las centrales de biogás operando. Argentina es el cuarto productor mundial de maíz y el segundo exportador, por lo que hay una considerable cantidad de maíz que se envía a los puertos y que podría ser transformada en energía renovable. “Si Alemania puede producir un 12% de biogás con su producción de maíz, acá deberíamos tener mejores números”, indicó Córdoba.

 

Como solución productiva, aseveró que muchas veces se ven efluentes como pasivos ambientales, pero podrían ser transformados en activos para el biogás. Si vemos la película completa de Argentina, somos grandes exportadores de nutrientes, pero acá los números dan negativos. Al concluir, Juan Córdoba explicó que se necesitan políticas, incentivos y concientización de los privados para potenciar el biogás: “Estamos en el camino adecuado, preparados y con el compromiso de seguir impulsando desde el sector privado para que el biogás se promueva y se mueva en la Argentina”.

 

Finalmente, Javier Schiafani, de Bioeléctrica Justo Daract, fue puntilloso para destacar la importancia del biofertilizante en una planta de producción de biogás. Remarcó que es un aliado en prevención de erosión, un reemplazo de fertilizantes de síntesis química, en pos de la sustentabilidad. Agregó que aporta materia orgánica y baja la huella de carbono de la actividad agrícola.

 

 

“El biogás era generado por una digestión controlada. La energía contenida en el biogás se transforma en energía eléctrica y potencialmente se transformará en energía térmica.

A diferencia de la energía eólica y solar, la disponibilidad a través de las plantas de biogás es del 99% del tiempo durante el año”, concluyó Schiafani.

fotógrafo: Maxi Didari


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