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2 de Abril: «Los tatuajes que nunca se borran»

A modo de homenaje a los héroes que lucharon por el país en las Islas Malvinas, aquel 2 de abril que nunca olvidaremos Entrevistamos a dos ex-combatientes, quienes nos cuentan con orgullo lo que vivieron y sobrevivieron en las islas. (nota)

Por: Leonela Tirabosque

Estaba llegando a la radio y vi a dos hombres charlando afuera, parecían amigos de toda la vida. Me acerqué y pregunté si uno de ellos era Víctor Ramallo, el me respondió que era él, por mensaje de whatsapp me había adelantado que venía con un amigo, también ex-combatiente, el señor Luis Benítez, que es el que estaba a su lado.

Los invité a pasar a la radio, estaba abierta, mi compañero Jorge Peralta estaba haciendo su programa, nos hicimos unas señas, prendí la luz, y Víctor y Luis se sentaron uno al lado del otro detrás del escritorio.
Comencé poniendo el grabador en el celular de mi compañero, porque el mío estaba roto.

Leonela: ¿Cuándo le comunicaron a ustedes que iban a partir a las islas Malvinas Argentinas?

Víctor: Yo estuve en Marina 6 años, en ese momento habíamos zarpado con navegación normal a Mar Del Plata a hacer un ejercicio, y bueno vos llegas allá y generalmente te dan día franco. No nos dejaron desembarcar y volvimos a zarpar. Por supuesto zarpamos a navegar, nos enteramos recién el 1 de abril casi a las 12 de la noche que es lo que se iba a hacer al otro día. Se nos comunicó la intención de recuperar las islas, y bueno por supuesto en ese momento con 18 años sentís una emoción, una euforia, y hasta el día de hoy estamos orgullosos de lo que hicimos. Los dos.
«Habíamos jurado por la bandera y no queríamos deshonrar a la patria. Era la conciencia que teníamos a nuestra corta edad.»

Luis: Es lo mismo. Yo me fui a estudiar a los 17 años, a Buenos Aires, me recibí en el ejército fui destinado a una brigada acá en Córdoba. También nos sorprendió a todos, yo no estuve en todos los días que tuvo la campaña, que fueron 74, 75 días, yo fui los últimos quince días finales, sin saber que iba a terminar la guerra. Yo lleve soldados a cargo.Somos del ejército de infantería.

L:¿Cómo se enteraron sus familias que ustedes estaban en las islas?

Luis: En mi caso nosotros fuimos movilizados, desde Córdoba nos mandaron al Sur.
Y mis padres sabían que yo estaba en el sur, recién ellos se enteran de que estuve en Malvinas cuando regreso de ellas.
L: Qué sorpresa. .
Luis: Imagínate, me entere antes qué un comisionista tenía que venir en dos días diciendo que yo había muerto, porque yo estaba anotado en una lista de fallecidos en el Hospital de Córdoba.
V: Yo mande cartas.

¿Cómo pasaban el tiempo en lo cotidiano?

Luis: Nosotros pensábamos en cumplir la misión que nos habían designado.
«En lo cotidiano era, después que los bombardeos caían, pensar en los padres, rezar, el que no sabía rezar, rezaba. El que no fue creyente, se hizo creyente.»
Hay gente que vió la imagen de la Virgen María en algunos de los cerros. Era la fé que nos llevaba hacia eso.

L:¿Estuvieron en combate?

Luis: Me hicieron la misma pregunta, y yo sí, estuvimos frente a frente contra el enemigo. En ese lugar, en la unidad que yo fui agregado, hubo una de la mayor cantidad de bajas que fueron 32 soldados muertos. Fuimos tomados prisioneros en el lugar del combate.
El lugar es muy famoso, está en todos los libros, Monte Logdon* (Es considerada la batalla más importante del conflicto por dos razones. Por lo cruenta ya que se llegó al combate cuerpo a cuerpo con bayoneta (poco usual en la guerra moderna) y por su punto estratégico porque se trataba de una posición clave en torno a la guarnición argentina de Puerto Argentino.

L¿Por cuánto tiempo?

Luis: Estuvimos prisioneros esa noche, y después nos llevaron a lo que es la capital de Malvinas, y nos trajeron para acá.
L¿Cuáles fueron las situaciones más difíciles a las que se enfrentaron?
Luis: Difícil fue para mí cuando hundieron el Belgrano. Enterarse de compañeros que hicieron el curso conmigo que antes estaban con vida y después ya no.
L¿Este acto de poner en palabras sus experiencias les parece algo necesario para la sociedad?
V: Normalmente se cuenta, pero hay muchas cosas que se obvian decir. En todos lados hay anécdotas, a veces son graciosas.
Luis: ¡Buscamos que sean graciosas!
V: Cuando estamos nosotros juntos, solos, porque de acá somos como veinte y pico, nos juntamos 6 o 7. Y bueno ahí nos contamos muchas cosas que en otros lados no.
L: Nosotros los siete que somos, tratamos de estar presentes, de llamarnos, mantenemos vivos lo que es lo de Malvinas, gracias a dios, más allá de alguna locura que podríamos tener, estamos sanos.
V: Siempre que vos hablas las cosas, le quitas peso.
L: Realmente nosotros nos hemos empezado a largar, con la sociedad, porque antes eramos un grupito, el resto que también eran suboficiales, no hablaban con ellos, no se animaban a preguntarnos de ellos, eramos como sapo de otro pozo, te miraban raro. Y hubo mucho recelo en las fuerzas, entre los que fueron y los que no fueron. Es más había una cierta tirantez hacia los que habían sido veteranos de guerra.

L:¿Dónde es el lugar de encuentros?

V: En la casa de alguno siempre, más que todo en la Colonia, en lo de Pedro, sino también tenemos la sede en Sinsacate, tenemos nuestra oficina y un museo. En el cual cada uno aporto alguna cosita.
V: Lo que es cierto es lo que dice Eduardo Suárez que es uno de los veteranos de acá, es que nos entraron por la puerta y salimos por la ventana.
V: «Cuando termino Malvinas un poco más nos llevaban encapuchados y nos metían en el cuartel de vuelta, habíamos perdido la guerra».
«Teníamos 18 años, no todos eramos chicos, había también gente grande y como yo digo, los chicos no van a la guerra. Ellos se sorprendieron con nosotros. Ellos, (ingleses) tienen un pacto de 99 años de silencio, allí nos vamos a enterar recién de la cantidad de bajas que tuvieron»
L: «Nosotros, no vamos a estar» Risas. «Alguien se va a enterar»
V:»Ellos (ingleses) nos reconocen muy mucho, porque les fue costoso ganarnos la guerra»

L: ¿Cómo fue el regreso?

V: Y.. volver un poco a la rutina, hay cosas que a uno les cuesta emparejar en la vida, se te muere el viejo, y bueno, se te muere la vieja, y la vida sigue. Como la guerra, hay cosas que no se emparejan más. Uno trata de pecharla, viste. Seguir pechando el carro no te queda otra.

L: ¿Para usted Luis?

L: No, como yo seguí la carrera militar, más o menos me ampare, en el ejército.
L: » Me mantuve contenido, no ha sí como decía Eduardo que le costó mucho, como al resto de nuestros compañeros, conseguir trabajo, por ser veterano de guerra, porque decían: ese es un loco».
V: «Éramos los loquitos de la guerra». «Mi hija se enteró recién a los 18 años que éramos veteranos de guerra.»

L: ¿Cómo se enteró?

V: Porque una vez llegaron las medallas, y los diplomas a mi casa que nos mandó el gobierno.
Llegó la citación a casa y preguntaron.
«Mirá que yo soy enemigo de los tatuajes y el otro día la más grande se tatuó las Islas Malvinas
y abajo le agregó: «1982»
Luis:» Los míos también, los tres tienen el mismo tatuaje»

L: Que simbólico, y hermoso.

V: Mi hija me mando una foto «Ya se que no te gustan los tatuajes, pero ya me lo hice»

Leonela / Victor / Luis: RISAS.


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